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Rompe el cordón de la iniquidad en tu vida, tu hogar y tu descendencia

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Habacuc  2:12, Isaías 59:2-4,  Isaías 65:7, Isaías 1:16-20.
”Apresarán al malvado sus propias iniquidades, retenido será con las ligaduras de su pecado.” Proverbios 22:8
“El que siembra iniquidad, iniquidad segará, y la vara de su insolencia será quebrada.” Proverbios 5:22
La flagelo espiritual de todo el mal que afecta al género humano, la raíz que introduce todo pensamiento pecaminoso se denomina INIQUIDAD y el pecado es su fruto. Cuando tratamos con el pecado, solo estamos tratando con la parte externa del asunto, con lo visible, pero nadie apunta a la raíz, y esta es la iniquidad. 
Hemos dejado crecer esta raíz y a su vez creció también un árbol, que se hizo grande y que en forma permanente está dando frutos, y estos frutos son los frutos de la carne el cual da lugar al pecado, mientras solo vivamos arrancando el fruto del árbol, el árbol volverá a dar su fruto. 
Ese es el motivo que tengo para hablar de iniquidad. El pueblo de Dios sólo habla de pecado y nunca aborda el tema de la iniquidad, pero si dejamos la iniquidad de lado, vamos a estar en constantes problemas, ya que la justicia de Dios, nunca deja de juzgar, como el amor de Dios nunca deja de amar. Y la justicia de Dios siempre se enfrentará a la iniquidad del hombre. 
La justicia de Dios es para alinear, para corregir. Donde quiera que este la iniquidad, va estar la justicia de Dios, tratando de enderezar la vida del hombre. Así que mientras la iniquidad no sea erradicada de nuestras vidas vamos a ser partes de un conflicto permanente entre la justicia de Dios y la iniquidad.
INIQUIDAD: En Hebreo es : AVON cuyo significado es perversión, injusticia, torcer, deformar, distorsionar, trastornar, maltratar, mal pensado, mal intencionado, maldad, apartarse de la luz (todo de manera consciente, intencional, y con conocimiento de causa).

La Iniquidad es como un cordón (umbilical) donde han quedado grabados todos los pecados hechos por las generaciones que nos precedieron. De esta información vuelve a surgir el pecado en el presente, en las nuevas generaciones; es por esto que la iniquidad no se rompe con confesiones generalizadas sino que requieren de un escrutinio profundo.

Por esta razón muchos hemos roto maldiciones, hemos confesado pecados, nos hemos arrepentido, pero al poco tiempo, regresan nuevamente a nuestra vida, hogar y familia, esto es porque no desarraigaron la causa, que es la Iniquidad.

La Iniquidad es como un cordón negro que está dentro de nosotros, conformado por gruesas capas llenos de información de pecados, pactos, maldiciones, rebeliones acumuladas de generación en generación.

El flagelo espiritual de todo el mal que afecta al género humano, la raíz que introduce todo pensamiento pecaminoso se denomina INIQUIDAD y el pecado es su fruto. Cuando tratamos con el pecado, solo estamos tratando con la parte externa del asunto que es lo visible, pero nadie apunta a la raíz, y esta es la iniquidad.