Saltar al contenido
Portada » Charlas ETP » No habrá para que peléis, tu, tu hogar y tu descendencia

No habrá para que peléis, tu, tu hogar y tu descendencia

Show Notes

Hay situaciones en nuestra vida, donde los problemas se juntan con otros problemas y todo se nos viene de pronto, y vemos que el problema es tan grande que nos va a destruir y no tenemos idea de como lo vamos a resolver. A veces quisiéramos que Dios actuara inmediatamente y se llevara el problema lejos y ya.
Ante las situaciones difíciles la solución mas certera es lo que está escrito en el libro de los Salmos 46:10 “Estad quietos…”, aquí la palabra quietos viene de una palabra hebrea que significa «dejar ir» o “liberar», necesitamos llegar a un punto en que estemos dispuestos a someternos a Dios y reconocer que Él tiene todo el control, es necesario que entreguemos nuestra voluntad a la voluntad de Dios y confiar en Él y Sus promesas.
Viene entonces la segunda parte que es fundamental, “…y conoced que Yo soy Dios” denota reconocimiento: Primero, tenemos que saber que Dios es Dios, el único Ser Supremo que creó los cielos y la tierra, nuestro Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob y todas las maravillas que hizo a ellos y sus descendientes lo hará nuevamente en medio de nosotros, por esto es necesario conocerlo teniendo una relación íntima con Él. 
Eso no se logra conociendo acerca de Él, sino conocerlo personalmente, en nuestros tiempos de intimidad con Él y por lo que Él dice en Su Palabra, recuerde que Dios es omnisciente es decir lo sabe todo, Omnipresente, Omnipotente o todopoderoso, Santo, Fiel, y Soberano, Infinito – sin medida, eterno, no hay palabras para expresar quien es Él…
El problema que existe hoy es que las distracciones que el mundo nos ofrece, nos hacen desviar del propósito de Dios, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos escuchando voces, voces y más voces, mensajes directos a nuestra conciencia, mente y corazón.
Son voces que nos comunican qué hacer, como sentirnos, como actuar, como hablar, como vestir, que pensar, cada mensaje provoca una reacción: Odio, alegría, rencor, rabia, amor, pesar, vergüenza, compasión, tristeza, admiración, fe o duda, etc.
Estamos bombardeados por la información que nos llega de manera directa a nuestros sentidos humanos, y condicionan nuestra vida física, emocional, económica y espiritual.