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Martillo me sóis y armas de guerra : Tu, Tu Hogar y Tu descendencia

Inicio con esto… “Todos somos hijos…”. Desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:21 el plan de salvación de Dios para la humanidad ha sido Jesucristo, Él es el hilo rojo que corre a través de toda la historia, su sangre expiatoria se convirtió en el sacrificio esencial y final para REDIMIR completamente al ser humano.
Si miramos la condición actual del ser humano nos damos cuenta que las familias de hoy están conformadas por viudo(a)s no porque sus cónyuges hayan muerto, sino porque en algún momento fueron abandonado(a)s, agraviado(a)s, deshonrado(a)s, rechazado(a)s, o simplemente declaran a viva voz “esta relación no funcionó, dejando hijo(a)s huérfano(a)s, agraviado(a)s, rechazado(a)s, pensando que esos seres humanos solo tienen valor económico, evadiendo responsabilidades y derramando sobre ellos maldición e iniquidad que de una u otra manera afecta vidas y descendencias futuras”.

Hoy se construyen familias de relaciones sin fundamento se convierten en “compañeros, parejas, amantes“, constituyendo la familia con hijos del uno e hijos del otro, muchos sin ningún grado de responsabilidad, otros asumiendo la carga familiar de la parte que le corresponde, trayendo espíritu de división y por ende con una brecha abierta la cual se convierte en un argumento que usa el enemigo para destruir, otros asumiendo la carga total de la familia con hijastros bastardos, rechazados por sus verdaderos padres generando una hecatombe espiritual.

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Génesis 12:3, Génesis 22:18,  Salmo 127:3-5, Romanos  8:14-17, Deuteronomio 23:2, 
Hebreos 12:7-8 , Juan 1:12-13.
Inicio con esto… “Todos somos hijos…”. Desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:21 el plan de salvación de Dios para la humanidad ha sido Jesucristo, Él es el hilo rojo que corre a través de toda la historia, su sangre expiatoria se convirtió en el sacrificio esencial y final para REDIMIR completamente al ser humano. 
Si miramos la condición actual del ser humano nos damos cuenta que las familias de hoy están conformadas por viudo(a)s no porque sus cónyuges hayan muerto, sino porque en algún momento fueron abandonado(a)s, agraviado(a)s, deshonrado(a)s, rechazado(a)s, o simplemente declaran a viva voz “esta relación no funcionó, dejando hijo(a)s huérfano(a)s, agraviado(a)s, rechazado(a)s, pensando que esos seres humanos solo tienen valor económico, evadiendo responsabilidades y derramando sobre ellos maldición e iniquidad que de una u otra manera afecta vidas y descendencias futuras”.
Hoy se construyen familias de relaciones sin fundamento se convierten en “compañeros, parejas, amantes“, constituyendo la familia con hijos del uno e hijos del otro, muchos sin ningún grado de responsabilidad, otros asumiendo la carga familiar de la parte que le corresponde, trayendo espíritu de división y por ende con una brecha abierta la cual se convierte en un argumento que usa el enemigo para destruir, otros asumiendo la carga total de la familia con hijastros bastardos, rechazados por sus verdaderos padres generando una hecatombe espiritual.
Veamos lo que dicen las escrituras acerca de todo esto y permitamos que el Señor comience una obra redentora en medio de vidas, hogares, familias y descendencias.
En Deuteronomio 23:2, los hijos concebidos de esta manera (a los hijos concebidos fuera del matrimonio o aquellos que han sido rechazados desde el vientre o aquellos que han sido abandonados o rechazados por sus padres), perpetúan la transferencia de la simiente y de la sangre corrupta y maldita por diez generaciones, diez generaciones es mucho tiempo, es un lapso de por lo menos 400 años. Esta maldición generacional es la más efectiva, y de mayor alcance que cualquier otro plan que el diablo haya utilizado y está utilizando hoy.
¿Qué es un bastardo? Se llama bastardo al hijo nacido fuera del matrimonio o ilegítimo, de padre desconocido (ilegal), rechazados, abandonados, adoptados, criados por otros padres, hijos no nacidos, engendrados a través de incestos.
Dios creó un plan maravilloso para retirar la autoridad de esta maldición para cada generación y cada linaje a través de Jesucristo, el cual nos dio el Espíritu Santo, el Espíritu de adopción, veamos Romanos 8:14-23.
Miremos las consecuencias del espíritu de Bastardía: La maldición de bastardía: La maldición de bastardía comienza en el momento de la concepción ilegitima, la consecuencia es la contaminación espiritual por diez generaciones. El sexo fuera de matrimonio, aunque la pareja se case posteriormente antes que el niño nazca, produce un hijo bastardo, ese niño es la segunda generación de las siguientes diez, si las personas se arrepienten y rompen esa maldición, ellos y el niño por el cual tienen autoridad son liberadas, hoy el espíritu de bastardía reina en el mundo entero, padres que abandonan a sus hijos o no reconocen a sus hijos, estos se convierten en bastardos y la única manera de romper la maldición es redimirlos.
  1. El espíritu de servidumbre (que quiere decir esclavitud). Esclavo a adicciones (sexual, emocional, fármacos).
  2. El espíritu de temor (que es el opuesto a la fe, es incredulidad o ausencia de confianza). Juan 1:12-13. Recibir y creer.
  3. El espíritu de corrupción (maldición e iniquidad). Hebreos 12:7-8, disciplina.
  4. El espíritu de rebeldía. El espíritu de rebeldía no hace ser autosuficientes, empezamos a controlar nuestras vidas, dejando a Dios de lado. 
Redimir: Librar a una persona de una obligación, de un dolor o de una situación penosa, ”Cristo redimió del pecado original a la humanidad”. Conseguir la libertad de una persona o sacarla de la esclavitud mediante el pago de un precio, ”Redimir un cautivo”. El derecho de la redención pertenece a la persona más cercana y ésta es la responsabilidad que debemos adquirir cuando nos unimos a otra que en determinado momento tiene hijos y descendientes abandonado(a)s, agraviado(a)s, deshonrado(a)s, rechazado(a)s, o que vienen de relaciones que no funcionaron, dejando a su paso hijo(a)s huérfano(a)s, agraviado(a)s, rechazado(a)s.
  • Jesús debe ser la persona más cercana a ti. (Hebreos 4:15). «Jesús tú eres mi Pariente Redentor. Tú tienes el derecho de redimirme.» Él tiene el derecho de redimir todo lo que yo he perdido.    
  • Jesús tiene el poder para redimir. «Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos» (2 Corintios 8:9). Él asumió nuestra deuda y la pagó con Su vida. 
  • Jesús está dispuesto a redimirme. Jesús Cristo «quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras» (Tito 2:14.
  • Jesús ha pagado el precio en su totalidad y yo he recibido mi redención. «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).