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Dios pelea por ti, por tu hogar y por tu descendencia

Dios es soberano por lo tanto no hay nada ni nadie por encima de Él, si tu estás batallando contra algún poder o autoridad que intenta destruir tu vida, tu hogar y tu descendencia o intenta destruir tu propósito y destino e introduces a Dios en tu batalla, no hay manera que esa batalla no sea ganada.

Resulta paradójico que la mayoría de soldados de este ejército poderoso llamado Iglesia, están cautivos y son rehenes del diablo. Las armas de Satanás no son poderosas, pero lo que tiene lo usa con astucia en contra de los hijos de Dios, que caen en la red, con las golosinas que le brinda Satanás. Entre ellas están: La pereza, la desidia, las excusas, el sueño, la diversión, el cansancio laboral, el aburrimiento, la desgana, la indiferencia, la ignorancia, la necedad, la falta de sabiduría, la duda, la ingenuidad, la falta de identidad, los deseos de la carne, la vanagloria de la vida. Gálatas 5:19-26.

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Nehemías 4:20, Deuteronomio 3:22, Éxodo 14:14, 2 Crónicas 32:7-8.
Dios es soberano por lo tanto no hay nada ni nadie por encima de Él, si tu estás batallando contra algún poder o autoridad que intenta destruir tu vida, tu hogar y tu descendencia o intenta destruir tu propósito y destino e introduces a Dios en tu batalla, no hay manera que esa batalla no sea ganada.
Resulta paradójico que la mayoría de soldados de este ejército poderoso llamado Iglesia, están cautivos y son rehenes del diablo. Las armas de Satanás no son poderosas, pero lo que tiene lo usa con astucia en contra de los hijos de Dios, que caen en la red, con las golosinas que le brinda Satanás. Entre ellas están: La pereza, la desidia, las excusas, el sueño, la diversión, el cansancio laboral, el aburrimiento, la desgana, la indiferencia, la ignorancia, la necedad, la falta de sabiduría, la duda, la ingenuidad, la falta de identidad, los deseos de la carne, la vanagloria de la vida. Gálatas 5:19-26.
Tenemos que adoptar un estilo de vida cristiano, nuestra primera necesidad es tomar la autoridad que Cristo nos entregó y que nosotros hemos rechazado por causa de “hacer lo que se nos da la gana, de creer en nuestro propio Dios y no en el Dios Real y verdadero”, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Cristo ha depositado su autoridad sobre la Iglesia, para que tome la autoridad sobre todo principado, potestad, gobernador de las tinieblas de este siglo, pero la iglesia se ha convertido en un centro de diversión, esparcimiento, distracción. La Iglesia es la única que tiene la autoridad para proclamar el señorío de Cristo a una vida, un hogar, una familia, un pueblo, una ciudad y una nación. 
Es el tiempo de ir más allá, en el espíritu, buscar al Señor con todo nuestro corazón y permitir que el ángel de Jehová nos de la estrategia con la cual va a traer libertad y salvación. 
  • A Moisés se le apareció en la falda del monte Horeb o monte Sinaí o monte de Dios,  Éxodo 3:1-2,  allí se le mostró y se le identificó y le dió instrucciones y le dió tareas, el resultado todo un ejército destruido por el Señor en el mar rojo: Éxodo 14:13-31.
  • A Josué se le apareció cerca de Gilgal y le dió instrucciones para poder avanzar en la conquista de la tierra prometida comenzando por Jericó, la cual estaba protegida por muros de contención que ningún ser humano podía derribar. Josué 5:13-15.