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Derribando El Espíritu de División de tu vida, tu hogar y tu descendencia

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¿Qué es el espíritu de división?: “Es una fuerza espiritual contraria a la unidad, a la armonía y al acuerdo, a la reconciliación y a la unanimidad”.
La Biblia nos advierte sobre el peligro de caer bajo la influencia de este espíritu y el libro de Isaías lo advierte de una manera enfática: Isaías 59:1-2, la puerta de entrada al espíritu de división es cuando te separas de Dios por causa de la iniquidad, el pecado y la maldad.
Al seguir leyendo encontramos la causa, la raíz, no solamente de lo que nos separa de Dios, sino también lo que nos separa del propósito de Dios; en Isaías 59:3-4 habla de:
  • Manos contaminadas de Sangre: Matamos nuestro propósito, cuando desviamos nuestro camino; matamos nuestro hogar cuando no cumplimos con el propósito para lo cual fue creado y es el de labrarlo y cuidarlo: Génesis 2:15; matamos nuestros hijos, sabiendo que ellos son herencia de Jehová, son cosa de estima ante sus ojos, son como saetas en mano del valiente y además dice “Bienaventurado el hombre que lleno su aljaba de ellos”, Salmos 127:4-5.
  • Dedos contaminados de iniquidad: Señalamientos, deshonra,  culpabilidades.
  • Labios que pronuncian mentira.
  • Habla maldad nuestra lengua: Palabras de maldición, lo que las pronuncias se convierten en profetas de Satanás, creando propósitos y destinos contrarios a los propósitos de Dios.
  • Se introduce al interior de la familia la injusticia, no hay verdad en nuestra boca.
  • Confían en vanidad y hablan vanidad.
  • Conciben maldades y dan a luz iniquidad que es el cordón que lleva toda la información del ADN espiritual cargado de pecado, la maldad y maldición.
El Espíritu de División comienza a actuar número uno cuando tenemos un corazón de doble ánimo Santiago 4:8 “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”, y número dos cuando abrimos la puerta al espíritu de lujuria y lascivia, al orgullo,  a la ambición, al egoísmo, a la codicia y a los placeres pecaminosos, los cuales se fundamentan en la fornicación, el adulterio, la pornografía, la idolatría y la finalidad es la división y la destrucción. Las consecuencias se hacen visibles corrompiendo nuestro espíritu permitiendo que nos gobierne la ira, la contienda, la pelea, la maledicencia, la amargura y la raíz de amargura.
Veamos as características del espíritu de división desde el punto de vista espiritual:
  • Ve al otro como un contrincante y, en el peor de los casos, como un enemigo que debe ser destruido.
  • Cada uno se separa y busca su propia independencia o se distancia de aquellos que no piensan o creen lo mismo.
  • Cada uno intenta desacreditar la conducta o lo que hace la otra persona.
  • Se fusiona con el chisme, la crítica despiadada, la calumnia y comienza a reinar un espíritu de mentira.
  • Se abre una grieta o brecha que a pesar de estar muy cerca, comienzan a gobernar espíritus inmundos como gritería, maledicencia, contiendas, iras y peleas y el objetivo final los divorcios, separaciones, enemistades.
  • Planta dudas, critica a su propia familia, utiliza su lengua para insultos.
  • La falta de perdón, la amargura y la raíz de amargura comienza a gobernar y a manipular las vidas, el hogar y la familia.
  • El orgullo y la manipulación es su principal arma; utiliza hilos de omnipotencia y autosuficiencia.
  • Acusa y señala.
  • Infidelidad y traición.
Hoy es difícil poner de acuerdo a varias personas, ¿Saben porque? Porque cada uno quiere hacer lo que desea, dividen la casa, el hogar en pedazos, mi cuarto, mi privacidad, mi dinero, mi baño, mi espacio, mi dinero, mi trabajo…, mi manera de manejar las finanzas… todo conforme a mis teorías, a mi manera de ver, de hacer, como hace el mundo… de que te ha servido?, todo lo que hiciste no lo hiciste mal?, de que te jactas… lo que hiciste a que te llevó, sino fue a la destrucción de tu vida, tu hogar, tus hijos y tu familia?. 
Ahora bien, ¿Cómo hacer para contrarrestar y desterrar al espíritu de división?
  • Reconocer: Necesitamos reconocer que estamos afectados por este espíritu.
  • Examinarnos nosotros mismos a la luz del Espíritu Santo, para detectar cada ocasión en la que hemos actuado bajo la seducción del espíritu de división.
  • Humillarnos ante el Señor y arrepentirnos por haber sido canales de división en vez de bendición. Si somos sinceros delante de Dios nos daremos cuenta de que hemos tenido comportamientos y actitudes que nada tienen que ver con el espíritu de unidad, armonía y respeto mutuo.
  • Existe una manera de derrotar el espíritu de división que opera sobre tu vida, tu hogar y tu descendencia, y es el poder del acuerdo, sin éste no puede existir genuina unidad, para poder caminar juntos por esta vida se requiere estar de acuerdo, caminar con un mismo propósito, con una misma visión, con un mismo anhelo y deseo. Jesús lo dijo: Mateo 12:25: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. Marcos 3:25: “Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer”. Lucas 11:17: “Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae”.
  • El poder del acuerdo es la fuerza del Espíritu Santo que arrasa de raíz y destierra de nuestra vida, hogar y tu familia en espíritu de división: Amós 3:3. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”. Mateo 18:19: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”.
  • Jesús vino a reconciliarnos con el Padre y a reconciliarnos con nosotros mismos y con los próximos, 2 Corintios 5:18, Colosenses 1:20. “La reconciliación por medio del perdón”.
Hoy es el día de estar unánimes juntos: Hechos 2:1-4:
  • “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” (Hechos 2:44).
  • “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía” (Salmo 133:1-3).
  • Efesios 2:14-18.
  • Jesús hizo una declaración de unidad: Juan 17.